POLINESIOMANÍA Capítulo 1: Introducción a la ciudad de Nan Madol, la voz que habla desde las piedras de la Venecia del Océano Pacífico, un análisis arqueológico./ POLYNESIOMANIA – Chapter 1: Introduction to the city of Nan Madol, the voice that speaks from the stones of the Venice of the Pacific Ocean, an archaeological analysis
Sean bienvenidos amantes de la historia y de la arqueología del Océano Pacífico. Os doy la bienvenida a una nueva entrega de análisis de noticias arqueológicas en este caso nos vamos a trasladar a la Micronesia, para analizar un yacimiento arqueológico bastante enigmático una vez dicho esto pónganse cómodos que empezamos, ya que el saber es poder.
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Antes que nada ¿Dónde se localiza la Micronesia? Como podemos ver en la Figura 1, se localiza más al noreste y dentro de la Micronesia tenemos por ejemplo: lugares muy conocidos por conflictos de la segunda guerra mundial aunque esta noticia no analizaremos la segunda guerra mundial. Pero para que os podáis situar sería por ejemplo la batalla de Palau que fueron un poco la más conocida, también tenéis las islas Marshall y Guam. Que prácticamente todo este conjunto de islas de la Micronesia se localiza justamente al lado de Papúa Nueva Guinea e Indonesia y está muy cerquita de Filipinas, más al sur tenéis Melanesia incluso la Polinesia como podréis ver en la figura 2.
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Vale ya una vez georeferenciada la Micronesia, nos vamos a situar en una isla en concreto que se llama Pohnpei, en la cual se localiza este yacimiento arqueológico llamado Nan Madol. Dicho asentamiento está construido sobre unos arrecifes de coral, sus restos arqueológicos fueron declarados patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2016. Concretamente esta isla de la que estamos hablando pertenece a los Estados federados micronesios. Y para preguntarnos cómo arqueólogos y como historiadores las preguntas del ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué? De esta gran estructura y de la cultura que las erigió. En el idioma local significa espacio entre medias, aunque también se puede traducir como arrecife del cielo, que es más bonito. ¿Y os estaréis preguntando de qué cronología es? I al II d.C, que es cuando llegan a habitar estas islas aunque la estructura se construyó en el siglo XIII.
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La ciudad tenía 75 hectáreas, el peso podría rondar entre cinco toneladas aproximadamente incluso hasta más. Los habilidosos ingenieros que construyeron, Nan Madol levantaron muros de hasta quince metros de altura, sobre basalto, que es una roca volcánica, algo muy similar a lo que podemos ver en gunung padang.
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Vamos a entrar un poco en la leyenda de los habitantes de la propia isla, de Pohnpei, comentan a día de hoy que fueron construidos por dos brujos gemelos llamados: olisihpa y olosohpa que llegaron en canoas desde un lugar mítico llamado katau. Dichos gemelos llegaron para construir el altar para adorar a Nahnisohn sahpw su dios de la agricultura. Podemos decir que ellos dieron origen a la dinastía, saudeleur, convirtiéndola en un lugar que pasaría a ser el centro político económico y social, de la dinastía. Vivir en Nan Madol no era tarea fácil, ya que carecía de agua dulce y de alimentos pero se provisionan con otras islas vecinas con una gran red de comercio bastante potente. Pero esta dinastía caería en el siglo 1728 por un guerrero llamado Isokelekel, procedente de la isla de Korsare, crearía un casicásico tribal que recibió el nombre de Nahnwarki y que perdurará hasta nuestros días. Se ha documentado la presencia de calles, avenidas y un cementerio bajo sus aguas, señal inequívoca de que esta ciudad que se alza sobre la superficie es tan solo la punta del iceberg.
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Proseguimos con nuestro viaje por el Océano Pacífico. Para la arqueología y los arqueólogos, para poder estudiar dicho lugar ha usado la tecnología vía lidar, una tecnología vía láser que ha permitido un escaneo o un mapeo con mucha precisión de la zona y que ha permitido delimitar el área del yacimiento, ya que como el 90% del yacimiento está cubierto por vegetación, tropical pues ha permitido, dar un mayor detalle de la superficie, terrestre. Lidar (Light Detection and Ranging) como ya he dicho se ha hecho un estudio sobre la isla que he mencionado anteriormente para ser más precisos sería Temwen. Estos nuevos estudios han puesto en tela de juicio la antigua creencia de que eran principalmente sociedades de su existencia y que dependían de la pesca.
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El equipo de investigadores, que incluye a expertos del Colegio de Micronesia, la Universidad de Stanford y los Laboratorios Nacionales Sandia, han descubierto que los antiguos habitantes de Nan Madol no, solo dependían exclusivamente del fruto del pan llamado (Artocarpus altilis), como se creía anteriormente. En su lugar, cultivaban de manera muy sofisticada la raíz de taro, este cultivo ofrecía una mayor seguridad alimentaria y un mayor poder económico para la sociedad, de aquel entonces.
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La ciudad. Fue levantada sobre 92 islotes artificiales, la dinastía Saudeleur, fue una línea de gobernantes que unificaron Pohnpei bajo su control alrededor del año 500 d.C. Las estructuras más prominentes en Nan Madol incluyen Nandauwas(7,5 metros de altura), un recinto funerario real, y Pahn Kadira, un lugar de sacrificio y ceremonia. Se cree que la rígida estructura religiosa y política de los Saudeleur, que estaba basada en el control espiritual y ceremonial, fue una de las muchas razones principales de su colapso, al no poder adaptarse a los cambios sociales y económicos que estaban por llegar. Dicho islote mortuorio, que se llama Nandauwas posee tiene unos muros que miden de 5,5 a 7,5 metros de altura dichos muros rodean un recinto de tumbas centrales dentro del propio patio principal, del complejo arqueológico.
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Conclusión: A modo de conclusión,el yacimiento de la ciudad de Nan Madol constituye, sin lugar a dudas, uno de los muchos enclaves arqueológicos, que se encuentran en el océano pacifico, pero este es uno de los más enigmáticos del y a la vez, es una pieza clave para comprender la complejidad social y cultural de la Micronesia prehistórica. Está muy lejos de ser una simple acumulación de ruinas ciclópeas, ya su mera existencia nos recuerda que las sociedades insulares o isleñas del Océano Pacífico desarrollaron una serie de estructuras políticas, económicas y religiosas altamente sofisticadas antes de la llegada de los europeos y comparables en muchos sentidos a las civilizaciones más conocidas de Europa, Asia o América, es decir que ninguna es mejor ni peor porque todas tienen sus sombras y sus grises además que no son perfectas.
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El hecho de que la ciudad de Nan Madol se erigiera sobre un arrecife de coral, en una isla, que disponía de recursos muy limitados y unas condiciones poco propicias para el asentamiento humano, esto es una prueba de un testimonio del ingenio, conocimiento y de la capacidad de planificación de sus constructores, un conocimiento adaptado a las necesidades del momento hoy dia perdido. La movilización de bloques de basalto de varias toneladas, el diseño de canales y avenidas, y la organización de un espacio urbano en islotes artificiales demuestran una ingeniería avanzada que únicamente pudo materializarse gracias a una fuerte centralización política y a un profundo sentido religioso de la comunidad, pero sobre todo esto prueba la evidencia de que las personas, las estructuras y demás elementos se adaptan al medio y no al revés como se suele pensar. Este carácter híbrido, entre lo sagrado y lo político, entre lo práctico y lo mítico, es precisamente lo que convierte a Nan Madol en un ejemplo excepcional de cómo las creencias y el poder pueden materializarse en piedra, como en otros muchos lugares del Océano pacífico.
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La tradición oral, de los habitantes de Pohnpei, nos cuenta cómo los dos gemelos Olisihpa y Olosohpa, son presentados como fundadores míticos y nos ofrece una dimensión simbólica que complementan a los hallazgos arqueológicos. Nos hablan de una cosmovisión en la que lo divino y lo humano no estaban separados, sino todo lo contrario integrados en la vida cotidiana y en la legitimidad del poder real lo cual justificaba el por que de estoy en el trono. Los Saudeleur no solo gobernaban desde Nan Madol como centro neurálgico de poder, sino que encarnaban la conexión entre lo terrenal y lo espiritual, entre la agricultura, la religión y el orden social. Esta rigidez ideológica, sin embargo, se convirtió en su punto débil o talón de aquiles, ya que al no adaptarse a las transformaciones tanto internas, como a las presiones externas, terminaron cediendo ante la irrupción del guerrero, llamado Isokelekel y la instauración del sistema Nahnwarki, que perdura hasta nuestros días.
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Los estudios recientes mediante tecnología Lidar refuerzan la importancia de mirar más allá de las versiones simplificadas que han circulado en torno a Nan Madol. Tradicionalmente se había asumido que estas sociedades eran de mera subsistencia, dependientes casi en exclusiva de la pesca y del árbol del pan. Sin embargo, la evidencia de un cultivo sistemático y planificado del taro demuestra una organización agrícola estable y un conocimiento ambiental que desmiente la idea de una economía frágil. Esto obliga a los arqueólogos/as a restablecer el papel de la ciudad de Nan Madol no solamente como un centro ceremonial, sino también como un núcleo económico y administrativo que fue capaz de sostener a una élite gobernante y a una población considerable, en su mejor época.
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En otras palabras, el estudio de Nan Madol tiene un valor simbólico para la arqueología del Océano Pacífico. Ya que nos invita a superar las visiones eurocéntricas,occidentalistas y mediterráneanistas impuestas durante siglos y que relegó a estas islas y otras muchas a la periferia de la historia universal. No estamos ante sociedades “aisladas” o “secundarias”, sino ante culturas dinámicas que desarrollan soluciones originales a problemas de espacio, recursos y poder. La comparación con otras arquitecturas monumentales del mundo, como Gunung Padang o incluso algunas tradiciones megalíticas europeas, no debe servir para buscar equivalencias forzadas, sino para reconocer que la capacidad de construir grandes obras y de generar mitos fundacionales no es patrimonio exclusivo de unas pocas regiones.
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Nan Madol sigue siendo, incluso, a día hoy, arrojando más preguntas que respuestas. ¿Cómo transportaron exactamente los bloques de basalto? ¿Qué grado de intercambio existió con otras islas de Micronesia y con áreas vecinas como Filipinas o Melanesia? ¿Hasta qué punto las leyendas locales conservan memoria de procesos históricos reales? Cada respuesta abre nuevos caminos de investigación, y en esa incertidumbre radica parte de su atractivo y que es un caso de ataque de pseudo lunáticos por poner un ejemplo: los aliens.
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En definitiva, la ciudad de Nan Madol representa un recordatorio del poderoso y vasto océano Pacífico. Ya que no solo fue un escenario de navegación y expansión humana, sino también de civilizaciones que fueron capaces de levantar ciudades de piedra, organizar sistemas políticos duraderos y dejar un legado cultural que aún suena como un eco en la memoria colectiva del pueblo de Pohnpei. Reconocer y valorar este patrimonio de la humanidad es, en última, voluntad, de un acto de justicia histórica, ya que devuelve al Océano Pacífico su lugar que merece o le corresponde en la narrativa global de la humanidad.
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Espero que os haya gustado y nos vemos en próximas publicaciones. Que paséis un agradable verano y una muy buena semana.


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